Festín higuero
Con esta narración de la serie “Cosas del pasado”, el autor, a quien ya conocemos en el blog por su trabajo “El Telar manual” (nº. 31, de 22 de febrero), cambia el objeto de su enfoque, aunque no la temática: cosas enguerinas de la década de los cincuenta.

Recordando
Con el documento de hoy incorporamos una nueva firma al cosmos gracias a las que, con todas ellas, brilla nuestro blog.
Se trata de un enguerino que vive a caballo entre su lugar de nacimiento y el del trabajo; es decir, otro más de los que, hace algunas décadas, denominábamos “enguerinos de fuera”, según aquella trilogía de enguerinos, enguerinos de fuera y folasteros…

El par de ligas
Hace ya algún tiempo que pudimos leer en una recopilación cuentos o relatos breves de nuestro Emilio Granero. Al parecer su obra, dentro de las dimensiones del mercado editorial, tuvo una saludable distribución.

Picardías de un chiquet
Nos colocamos en el gozne de años con un nuevo escrito de nuestro ínclito Miguel Sanchiz, titulado “Las picardías de un chiquet”.
De Miguel Sanchiz, pensamos, nuestros lectores conocen casi todos sus escritos. En nuestros Blog les hemos facilitado la lectura de cinco de ellos, a saber:
La fábrica Piqueras y Marín
Recuerdos de una vida
Canciones de Pascua
Relatos cortos y, ahora,
Picardías de un chiquet.

Recopilación Marín Aparicio
Con la publicación del documento de poesías de nuestro paisano Aparicio Marín, tomadas del periódico EL ENGUERINO, que colgamos en red finalizamos el primer trimestre del año.

El campanero
Como dijimos en la introducción a este segundo trimestre Emilio Marín Tortosa nos deleitará con sus narraciones. Hoy comenzamos la publicación de su serie Historias modestas, qu é mismo define con estas palabras:
La Calle Molina
El trabajo de esta semana lo firma Pepe Marín. De él ya hemos publicado en este blog varios trabajos, entre otros: El Telar manual (22 de Junio) o El Festín Higuero (8 de octubre).
Hoy nos honra recordando su calle: la calle Molina; una calle en que a medida que vas p’abajo, los números de las casas van p’arriba…, nos comenta con cierta ironía.
Mantiene los recuerdos y los expresa con una mezcla de nostalgia, no exenta de cariño. Recuerda a sus vecinos: a quién apreciaba, a quién admiraba, a quién quería… pero todos son parte de su vida.

Navalón
Todo comenzó un domingo de verano. Era medio día. Comí y subí a la parte alta de la casa en que vivía, donde todavía vivo con mi familia, buscando en una habitación cumplir con la sana costumbre española de dormir la siesta. Fue inútil. El insoportable calor que allí, en la parte alta de la casa, hacía me lo impidió. Tras un tiempo intentando caer en el pozo del sueño, desistí y bajé al sótano, que todavía hoy pervive en la casa, buscando el frescor que estaba seguro de encontrar allí.

San Antonio
Aprovechamos la festividad de la calle San Antonio de Padua para presentarles el trabajo de nuestro colaborador José Marín Tortosa, relativo el documento a la maravillosa relación entre los vecinos de esta calle.

Juan, el Sacristán
Él era el que más madrugaba de todos. Ya fuese laborable, domingo o fiesta de guardar, él, bien de mañana, todavía no se habían apagado los faroles, enfilaba la empinada cuesta de la calle, que nace a la misma puerta de su casa, y que le lleva hasta la Plaza de la Iglesia. Tiene que abrir las puertas del Templo. Él era el encargado de hacerlo, y no quería retardarse en aquella operación no fuese que en alguna inclemente madrugada de invierno, una de las beatas, de las que hacían cola en la puerta, se quedase tiesa de frío…
